Cómo empezar a invertir: Una guía sencilla para principiantes

Investir é essencial para construir riqueza e garantir seu futuro financeiro. Descubra como dar os primeiros passos, definir metas, escolher a estratégia certa e criar uma carteira diversificada para alcançar seus objetivos financeiros.

By Felipe Rodrigues, on 29/04/2025

Invertir es una excelente manera de construir riqueza y asegurar tu futuro financiero. Ya sea que lo hagas para tu jubilación, educación universitaria, comprar una casa o simplemente para hacer crecer tus ahorros, entender cómo invertir puede marcar una gran diferencia.

Puede parecer complicado al principio, pero una vez que comprendas lo básico, verás que no es tan abrumador. Esta guía está diseñada para desglosar el proceso y ayudarte a dar tus primeros pasos en el mundo de las inversiones.

Dos personas observan gráficos en una computadora portátil y un teléfono móvil. En la pantalla del teléfono, se ven los íconos de "Comprar" y "Vender" relacionados con inversiones, mientras analizan datos financieros en el portátil.

¿Por qué es importante invertir?

Invertir significa poner tu dinero en cosas que pueden crecer con el tiempo, como acciones, bonos o bienes raíces. Es diferente de ahorrar dinero en una cuenta bancaria, donde obtienes un poco de interés, pero no crece mucho. Cuando inviertes, le das la oportunidad a tu dinero de trabajar para ti, ayudándote a construir un colchón financiero para el futuro.

Cómo empezar a invertir: 5 pasos clave

Aquí tienes los cinco pasos que debes seguir para comenzar:

Paso 1: Establece metas financieras claras

Antes de empezar a invertir, es importante pensar en lo que deseas lograr. Hay muchos objetivos financieros que puedes establecer al comenzar tu viaje de inversión.

¿Estás ahorrando para la jubilación? ¿Quieres comprar una casa? ¿O simplemente deseas hacer crecer tu dinero para sentirte más seguro? Conocer tus metas financieras te ayudará a decidir en qué invertir y cuánto riesgo estás dispuesto a asumir.

Tener metas claras también te mantendrá motivado y en el camino correcto. Puedes establecer metas a corto plazo, como crear un fondo de emergencia, pagar unas vacaciones o ahorrar para una compra importante, o metas a largo plazo, como prepararte para la jubilación o financiar la educación de un hijo.

Lo clave es identificar lo que más te importa y usar eso como guía para tomar tus decisiones de inversión.

Paso 2: Determina tu tolerancia al riesgo

Al invertir, siempre existe un riesgo: el valor de tus inversiones puede subir o bajar. Algunas personas están cómodas con esto, mientras que otras se ponen nerviosas solo de pensarlo.

Para determinar tu tolerancia al riesgo, considera lo siguiente: primero, tu edad. Las personas más jóvenes generalmente tienen más tiempo para soportar las subidas y bajadas del mercado.

Esto significa que pueden asumir más riesgos, ya que tienen años para recuperarse si las cosas no salen bien. Si estás más cerca de la jubilación, es posible que prefieras un enfoque más conservador.

Luego, piensa en tu situación financiera. Si tienes un empleo estable y no cargas con muchas deudas, podrías estar en una excelente posición para asumir algo más de riesgo. Pero si estás pagando préstamos estudiantiles o deudas de tarjetas de crédito, tal vez sea mejor optar por una estrategia más conservadora.

También es importante considerar tu nivel de comodidad con la incertidumbre. Si la idea de perder dinero no te deja dormir, lo mejor es optar por inversiones de bajo riesgo, como bonos o fondos indexados. Si, por el contrario, te sientes cómodo con algo de volatilidad a cambio de mayores rendimientos, podrías inclinarte por opciones más arriesgadas, como las acciones individuales.

Paso 3: Crea una cartera diversificada

Una vez que hayas definido tus metas y tolerancia al riesgo, es momento de pensar en qué invertir. Construir una cartera diversificada es clave para gestionar el riesgo y hacer crecer tu patrimonio a lo largo del tiempo.

Veamos algunas de las opciones de inversión más populares:

  • Acciones: Las acciones son quizás la forma más común de inversión. Al comprar acciones, eres dueño de una parte de una empresa. Si la empresa tiene éxito, el valor de tus acciones aumenta, lo que te permite venderlas con ganancias. Sin embargo, si la empresa falla, podrías perder dinero. Las acciones son más volátiles, pero ofrecen el potencial de mayores rendimientos.
  • Bonos: Los bonos suelen ser más seguros que las acciones, ya que son como préstamos que haces a una empresa o al gobierno. Recibes pagos de interés y recuperas tu inversión inicial al final del plazo. Los bonos proporcionan ingresos constantes, pero generalmente ofrecen rendimientos más bajos que las acciones.
  • Fondos Mutuos: Los fondos mutuos agrupan dinero de muchos inversionistas para invertir en diversas acciones y bonos. Esta mezcla ayuda a diversificar el riesgo sin que tengas que elegir las inversiones por ti mismo. Pueden ser gestionados activamente por profesionales que buscan superar al mercado, o pasivamente, donde siguen un índice como el S&P 500.
  • ETFs: Los fondos cotizados en bolsa (ETFs) funcionan de manera similar a los fondos mutuos, pero pueden comprarse y venderse a lo largo del día, como las acciones. Esta flexibilidad los hace atractivos para quienes quieren reaccionar rápidamente a los movimientos del mercado. Además, los ETFs suelen tener menores comisiones que los fondos mutuos gestionados activamente.
  • Metales preciosos: El oro y la plata son opciones de inversión populares, especialmente en tiempos de incertidumbre económica. Puedes comprar metales físicos, como monedas o lingotes de oro, o invertir en fondos que sigan su precio. Los metales preciosos suelen ser refugios seguros, pero pueden fluctuar según la demanda del mercado.
  • Bienes raíces: Si prefieres inversiones tangibles, los bienes raíces pueden ser una opción atractiva. Puedes comprar propiedades para alquilar y obtener ingresos constantes, o renovarlas y venderlas para obtener ganancias. Si la propiedad te parece un proceso complicado, los Fondos de Inversión Inmobiliaria (REITs) te permiten invertir en bienes raíces sin tener que gestionarlos directamente.

Paso 4: Elige una estrategia de inversión: a corto y largo plazo

Existen dos enfoques principales para invertir: a corto y largo plazo. A continuación, te explicamos las diferencias:

  • Estrategias a corto plazo: Involucran transacciones rápidas, como el day trading o el swing trading. El day trading es una estrategia de compra y venta que ocurre dentro del mismo día. Es una opción de alto riesgo que requiere experiencia en los mercados. El swing trading, por su parte, consiste en mantener las inversiones durante algunos días o semanas, aprovechando los movimientos del mercado.
  • Estrategias a largo plazo: Estas estrategias buscan hacer crecer el patrimonio durante varios años o décadas, enfocándose en rendimientos constantes en lugar de ganancias rápidas. Suele involucrar una cartera diversificada de activos como acciones, bonos y bienes raíces. A largo plazo, puedes beneficiarte del crecimiento compuesto. Ejemplos de estrategias a largo plazo son: invertir en dividendos, fondos indexados, o invertir en acciones infravaloradas (valor) o en empresas que priorizan criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG).

Paso 5: Escoge una cuenta de inversión

Para comenzar a invertir, necesitas una cuenta de inversión. Existen varias opciones, y elegir la correcta puede resultar confuso:

  • Cuentas de corretaje: Son ideales para inversores que buscan flexibilidad. Puedes comprar y vender todo tipo de activos, como acciones, bonos y ETFs. Puedes elegir entre una cuenta de corretaje tradicional (como Merrill Lynch o Morgan Stanley), una de descuento (como Fidelity o Charles Schwab), o una cuenta digital (como Robinhood).
  • Cuentas de jubilación: Si tu objetivo es ahorrar para la jubilación, las cuentas como las IRA o 401(k) ofrecen beneficios fiscales.
  • Robo-asesores: Si no tienes tiempo para gestionar tus inversiones, los robo-asesores como Betterment o Acorns te permiten automatizar tu cartera de inversiones.

Comienza poco a poco y automatiza

No necesitas invertir grandes cantidades si estás empezando. Puedes comenzar con una pequeña cantidad y aumentar las contribuciones con el tiempo. Establecer aportaciones automáticas puede ayudarte a mantener la consistencia y aprovechar las fluctuaciones del mercado.

Conclusión: Sigue aprendiendo y ten paciencia

Invertir es un juego a largo plazo, por lo que no esperes riquezas de la noche a la mañana. Sigue aprendiendo sobre diferentes estrategias de inversión y no entres en pánico cuando el mercado baje. Si mantienes la calma y sigues tu plan, es probable que veas crecer tus inversiones con el tiempo.

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